Pero el deseo de una nueva relación por sí solo no resuelve el problema. Porque si no reconoces tus propios patrones, los trasladarás a la siguiente relación y volverás a fracasar.
La pareja es un espejo que nos muestra nuestras propias fortalezas y debilidades. Para tener una relación feliz, tenemos que aprender a amarnos y apreciarnos a nosotros mismos.
El verdadero amor sólo puede surgir cuando estamos en paz con nosotros mismos. Si te odias a ti mismo o estás insatisfecho, no puedes transferir estos sentimientos a los demás.
Buscamos en nuestros socios fortalezas que nosotros mismos no tenemos e inevitablemente nos decepcionamos.